Si os animáis, dejadme saber en comentario cómo pediríais vuestro café:
Te invito a un café
Te invito a un café,
a una tertulia de poesía,
tú en tu rincón del mundo,
y yo en el mío.
Lo pido negro,
sin crema ni azúcar,
amargo como el pensamiento,
como el sentimiento austero,
y una medialuna, claro.
¿Y tú?
Te imagino el verso,
límpido, brutal, realista:
voz razonada en un mundo incierto,
que diverge con el mío,
idealizado, lírico, sentimental:
fantasía de imagen esbozada en letras.
¡Amena compañía nictálope!
La próxima vez
que me tome un café,
pensaré en ti.
¡Salud!
Para seguir tu consigna, te digo, yo al café no lo pido, me lo hago yo jaja, un abrazo.
ResponderBorrarJa ja. Muy buena, Rubén. Da la casualidad que yo también casi siempre me lo preparo. Pero de vez en cuando, también lo pido fuera.
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